E-volucionando
Suele ser el fin de año una época para hacer balance de lo ocurrido a lo largo del año, quizás sea por tanto un buen momento para que yo haga balance de uno de los aspectos que más ha marcado mi vida en este 2006. Y como casi siempre, aunque en el trabajo también hay sus altos y sus bajos, lo que a mí me afecta normalmente más no suele ser ese tema, sino el social o el amoroso. Del puramente social lo más relevante quizás sea la gran amiga cuya amistad perdí hace poco, y que ya conté en su respectivo post. O bueno, relevante en lo negativo, por la parte positiva también hay algunas personas nuevas que valen muchísimo, pero lo positivo normalmente no tiene uno la necesidad de contarlo para dejarlo definitivamente atrás, porque de hecho lo que se espera es que continúe :). Así que este post, cuyo título también podía haber sido "Moving forward" o "Siguiendo adelante" habla por tanto de un amor, un amor no correspondido de este año, un amor que no fue precisamente positivo, que fue doloroso en algunos momentos, obsesivo en otros (incluyendo muchas mañanas y noches pensando en ella) y raramente bonito.
¿Por qué se enamora uno de una chica?, ¿qué es lo que lo causa?, ¿cuánto puede durar si no fructifica ese amor?, ¿cuánto pesan las primeras impresiones o las intuiciones? Yo suelo preciarme de que mi intuición es lo suficientemente buena como para que haya acertado más veces haciéndole caso que cuando no se lo he hecho, pero esta vez no me ha hecho un buen servicio. Quizás podría haberle dado aún un voto de confianza, pensar que se pueden cumplir mis intuiciones sobre esa persona finalmente "cuando madure", pero no vale la pena, no valía la pena perder más tiempo, esperar más por algo que no se sabía si vendría, y que si viniera también podría acabar fácilmente en otras manos, y que, sobretodo, visto ahora con los ojos de un corazón más frío, tampoco era para tanto, hay chicas mejores. Y es que realmente me enamoré de algo que no existía, de una intuición o una cara externa de una persona que existía solamente durante el trato superficial. Porque cuando se intentaba profundizar un poco en amistad / relación más profunda se caía la máscara buena y salía la cara mala, la antítesis de la primera, como si de repente fuera otra persona, con bordería donde primero había dulzura, frialdad donde antes había simpatía, solamente orgullo y altivez donde antes había sensibilidad y sentimientos.
Y lo que cuento quedó todo medianamente claro ya allá por el mes de mayo, pero me empeñaba en seguir creyendo a mi intuición y pensar que la cara buena era la dominante, y que la mala era fruto de sus problemas del momento, de esa amiga malvada que tanto la influía, o simplemente una cuestión temporal de madurez, o culpa mía por los errores de esa parte tonta infantil que aún sale a veces cuando me enamoro. Sabía ya también que ella no quería pareja en aquel momento, o que tampoco le gustaba yo, pero aún confiaba en sacar algo bueno de ello, recuperar su cara buena, conseguir que viera con el paso del tiempo que podía hacerla muy feliz como pareja, o cuando menos terminar con una buena amistad. Y esto se alentaba por varias cosas, por un lado esa confianza obstinada en las primeras semanas tras conocerla, por otro que me fui a Nottingham y que allí la verdad que no conocí a ninguna chica que me gustara un poco y me distrajera un poco de pensar en "la de siempre", y finalmente porque cuando yo me alejaba, ella se acercaba, y me daba destellos de esperanza, nunca esperanza de ser pareja, pero sí esperanza en que ella fuera la persona valiosa que yo creía que era. Y digo que nunca esperanza de ser pareja porque tal y como se acercaba cuando yo me alejaba, si yo "me acercaba" poco menos que me echaba a patadas antes de poder hacer nada. De hecho, meses después finalmente ya me cansé de charlas por internet de varias líneas mías flanqueadas por sus monosílabos esporádicos, de intentar quedar de forma amistosa, o de expresarle lo que sentía sin que me cortara, me quitara las ganas en base a indiferencia o a su infinitud de pequeños desprecios, que yo creo que le eran tan naturales que los hacía sin pensar y sin darse casi cuenta. Muchas veces se arrepentía al parecer de esas cosas, y tenía algún gesto o detalle o destello de humildad y cordialidad, pero también creo que se arrepentía de esto último, y luego nunca lo recordaba y volvía a mostrar la usual indiferencia.
Y finalmente, por fin, al fin (valgan las "redundancias"), creo que su indiferencia se me contagió, y ya la veo bastante fríamente, y aunque no tengo tampoco animadversión hacia ella, ni voy a dejar de saludarla o tratarla cordialmente, ya sé que no tiene nada que aportar(me). Mi paciencia o perseverancia ya no quieren centrarse en dar cabezazos tontos contra un muro impasible, y al irse mi insistencia todo se diluyó rápidamente porque, al fin y al cabo, como ella misma dice, es muy sosa, se agobia, no sale con nadie ni hace prácticamente nada. Ojalá algún día supere esos aspectos, porque en su tristeza recurrente se nota que no le hacen bien, que se daña mucho a sí misma ahuyentando o descuidando a casi todos los que se interesan en ella, que es fácil ver que no son pocos. Le deseo suerte, mientras yo también llevo un tiempo intentando cultivar la mía en mejores lugares, de hecho ya encontré a... bueno, en realidad nada seguro, sólo una chica fantástica, el tiempo dirá... :).