sábado, diciembre 13, 2003

Curiosidad, alternativas e imaginación

Hace unos días me leí el cuento El Principito de Antoine de Saint Exúpery en un link que mi amiga Isa puso en su blog hace unas semanas. Es un cuento para mí maravilloso en el que un hombre adulto, que narra la historia, se relaciona con un niño (El Principito) venido de un planeta diminuto en algún otro lugar del Universo. En él se critica el cambio de ideas, valores, pérdida de imaginación, etc. cuando las personas se hacen adultas, y el hecho de que dan importancia a cosas que realmente no son tan importantes y dejan de lado aspectos mucho más humanos. Pero no es mi intención detallar aquí el contenido del cuento. Si sois curiosos, seguro que o bien ya lo habréis leído en el link que os doy, o teníais pensado hacerlo más adelante :).

Isa decía en su blog que en el dibujo con que comienza el cuento, ella veía con facilidad el elefante dentro de la serpiente, pero no le resultaba tan sencillo ver el sombrero, que además es, según el cuento, lo único que las personas mayores (adultas) ven en el dibujo. Y resulta un poco frustrante no haber visto lo que todos parece que deben ver al mirar por primera vez el dibujo. Éste es un tema que a mí me apasiona desde hace mucho. Aunque no sabría decir cuándo fue la primera vez que me di cuenta de que muchas veces caminos distintos conducen a una buena solución, sí que recuerdo el momento a partir del cual empecé a pensar más profundamente en ello. Fue en mi segundo o tercer año de instituto, supongo que varios meses después de que descubriera allí el ajedrez y empezara a interesarme en practicarlo. Por aquél entonces, como muchos aficionados recordaréis, vendían una revista llamada Especial OchoxOcho, hermana pequeña (y creo que posteriormente desaparecida) de la revista OchoxOcho, que por suerte costaba solamente 200 pesetas. Se caracterizaba principalmente por contener muchos problemas del tipo "Blancas/Negras juegan y ganan" y de "Mate en n movimientos", agrupados en 5 niveles según su dificultad. Ese día resolví un problema de mate en 4, pero al comprobar si mi solución era la correcta y no se me había escapado nada, me encontré con que ellos daban una única solución que era distinta a la mía. Me sorprendió que no apareciera la mía y me dije que seguro que había algún fallo en mis cálculos que hacía que no fuera válida, así que lo revisé con cuidado, pero no, ambas eran válidas. Y entonces, tal y como Isa con el sombrero, me sentí molesto por no haber visto su solución y porque incluso habiendo visto cómo era me costaba un poco volver a encontrarla. Pero claro, ellos tampoco habían visto la mía, o al menos no la habían considerado en la hoja de soluciones, lo cual me hacía pensar que en su caso era mi solución la que les había pasado desapercibida al tener ya la suya propia. Por tanto, esa "ceguera" no debía ser sólo un problema exclusivamente mío. Pero yo quería ver las 2!, o las 3, o las que hubiera, y no sólo en ajedrez, claro está, sino en general, y consciente o inconscientemente me puse como objetivo tratar de ver siempre que fuera posible cuantos más caminos mejor.

Mis pensamientos en este terreno en los años siguientes creo que fueron los que consiguieron que, ya en la Universidad, al descubrir el libro El pensamiento lateral de Edward de Bono, me sintiera gratamente sorprendido al ver que se planteaba las mismas cosas que yo y que en buena parte coincidía conmigo en sus conclusiones, profundizando más, en su caso, en posibles técnicas para escapar de los caminos principales que tiende a seguir nuestra mente. Es una lectura muy interesante si compartís mi interés por el tema, aunque más que ese libro yo os recomendaría otro más elaborado que escribió posteriormente y que se titula El pensamiento creativo y que podéis encontrar por ejemplo entre los libros de la editorial Paidós (colección Paidós Plural). Si lo encontráis en otra editorial más barato no os olvidéis de decírmelo ;).

Todo esto también se relaciona en buena medida con mi entrada Generalizaciones, pues pienso que esta forma de pensar y la preocupación por estos temas, deben de ser de los mejores antídotos que hay para evitar caer en la trampa de dichas generalizaciones. Y si las generalizaciones me resultan desagradables, esta búsqueda de alternativas, de querer ver más allá de lo evidente, de mirar el mundo con imaginación e ilusión, me resultan, en cambio, características maravillosas. Y aunque a veces podamos llevarnos algunos chascos, creo que es importante no renunciar nunca a ninguna de ellas.

Me gusta la gente llena de curiosidad, que se interesa por muchas cosas, que es flexible, que es imaginativa, que tiene ilusión y cree que hay un poco de magia que nos rodea, que observa el mundo con cariño y con una amplia sonrisa. Me encanta que Isa quiera ver el sombrero y se cuestione por qué no lo ve :). Me ilusiona que Isabel al leer mi relato Saltos en el tiempo diga en su comentario: 'yo espero que continúe... jejeje... "un diminuto ser..." vaya, qué intriga..., ¿un duende? ¿una mariposa? cachisss, venga, continúa... :)', porque en él se percibe la magia, la ilusión, la imaginación que se ha estimulado con la lectura y juguetea con el futuro de un misterioso desenlace. ¡Por eso solo ya vale la pena haberlo escrito! :). Espero que no se decepcione al saber que no es mi intención por ahora continuar ese relato, pero he descubierto que también me atrae la intriga, el suspense, los caminos que llevan a muchos sitios y no se estrechan en un desenlace único... :). Al hombre que narra la historia de El Principito, le encanta la sonrisa de éste, y piensa que la perderá cuando El Principito regrese a su hogar. Pero El Principito le hace un genial regalo: le dice que desde su planeta (desde su estrella) brindará sonrisas al hombre, y al no saber éste cuál es la estrella de El Principito, todas serán especiales, porque al mirar cualquiera de ellas podrá imaginar que el Principito le sonríe desde allí. Yo espero, que al igual que el hombre de El Principito, algunos de los que disfrutasteis con mi relato podáis mirar de vez en cuando el mundo y sonreír pensando que en cualquier lugar puede ocultarse uno de esos diminutos seres luminosos...

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