lunes, septiembre 13, 2004

Percepción elevada

Duermo plácidamente, y de pronto me despierto porque dos pelos entrelazados en mi nuca se separan y oigo que chirrian, como si fueran dos barras de acero jugando a rozarse. Percibo inmóvil los sonidos de su vaivén, que emulan a aviones cruzando el aire, hasta que alcanzan un nuevo lugar de reposo estable. Respiro, y millones de olores penetran por mi nariz junto a ingentes cantidades de oxígeno, nitrógeno y otros gases, y yo siento el paso de cada pequeña molécula, y hasta podría contarlas, pero no lo hago, ni me distraigo haciendo inventario de las fragancias de cada espacio milimétrico de realidad, porque el tiempo se escapa muy rápido, y elijo aplicar mis sentidos a otras cosas. Observo un pájaro que revolotea junto a la ventana, y me entretengo un momento a apreciar como bate sus alas a un ritmo de ciento veinititrés veces por minuto, y los cambios de color de sus plumas a medida que varían su ángulo de exposición al sol, al tiempo que me pregunto de qué especie será.

Desayuno, y mi lengua se mueve apresurada por la boca, captando el sabor de cada pequeña porción de alimento como una pequeña culebra curiosa e inquieta. Mis manos se entretienen estudiando el tacto de las irregularidades del papel del periódico que leo, o los minúsculos pelillos de la piel del melocotón que será mi postre. Termino, y tras pasar por el baño, me visto despacio, minimizando el estruendo del roce de la ropa contra mi piel, y salgo a la calle.

Los coches pasan a mi lado a cámara lenta, incapaces de ocultarme ni los más pequeños detalles de su pintura, o las aboyaduras milimétricas de las distintas partes de su carrocería. Oigo que llueve a unos pocos cientos de kilómetros de mí, y una mariposa cae al suelo golpeada por una enorme gota de agua. Sonrío al escuchar como se refugia bajo una hoja. Luego encuentro a unos amigos, y aunque me gustan los ritmos de sus movimientos, sus gestos o el sonido de sus voces, en el fondo no importan las milésimas de segundos ni los excesivos detalles, y renuncio al 99% de mi percepción para limitarme a disfrutar del ritmo normal del mundo junto a ellos, descansando al fin de tantas sensaciones apelotonadas... :)

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