lunes, agosto 30, 2004

Aire acondicionado (Visión de un cura del siglo XI trasladado al siglo XXI)

Diario de Esay Re Frío (Traducido a castellano actual)

08-08-2004
Parásitos, parásitos que chupan la energía de las casas, proliferan en los climas más calurosos, demostrando sin duda su naturaleza infernal. No se ocultan, no disimulan su presencia, son grandes y ruidosas cajas metálicas que se adhieren a las viviendas de los humanos y se alimentan de ellas. Les atraen especialmente las casas de los poderosos, de los que tienen dinero y joyas en exceso, pues en sus viviendas se pueden encontrar hasta 5 o 6 parásitos mientras que los más pobres no sufren su visita, o lo hacen en un número considerablemente menor. Son tolerados a cambio de una simple tentación, consistente en la reducción de la temperatura de la casa, obra sin duda de brujería propia de su naturaleza diabólica. Los habitantes están ciegos ante la amenaza, sólo ven la tentación del frescor conseguido y son incapaces de apreciar que es una sutil treta del demonio para robarles poco a poco su alma, tentándolos con toda clase de pensamientos y placeres que no serían posibles sin el clima tan particular que les ofrecen, que facilita el acto del desnudo y de la fornicación.

Como ya he escrito en este diario hace tiempo, la iglesia ha perdido su necesario poder en este mundo extraño, concentrándose el poder en grupos de humanos ignorantes de la ley de Dios en muchos casos. Y los parásitos del demonio no son ajenos a ello, no sólo hacen suyas las casas de ricos y poderosos, sino que se apelotonan en los edificios públicos, donde residen los intrusos que han robado el control a la iglesia y que, sin duda, son influenciados por los parásitos para profundizar más en su herejía e impulsar la corrupción y la decadencia que precederán el advenimiento del maligno en esta sociedad corrupta.

14-08-2004
Hoy he sentido verdadero miedo, pues he sido testigo del avance del tenebroso poder del maligno: he visto un parásito con ruedas, capaz de convencer a los hombres para transportarlo con ellos de un lugar a otro, y no tener que depender así de que se hallen en su área de influencia. Desconozco cuántos ejemplares de esta nueva mutación del parásito existirán, y casi me gustaría que no fuese mi deber para con Dios averiguarlo...

19-08-2004
Hace tanto, tanto calor hoy, tanto, no hay lugares frescos ni a la sombra, la temperatura parece cercana a la del agua a medio camino de hervir, los hombres de este mundo la definen como "48 grados", no sé cuánto más podré resistir este calor.

20-08-2004
Segundo día igual, la temperatura se mantiene o sube ligeramente. El vecino, fresco y sonriente, me invita a ir a su casa, donde vive uno de los parásitos con ruedas. Me mira, con su tamaño de pequeño niño indefenso y me tienta con pequeñas ráfagas que se esfuerza por hacer llegar hasta mí desde su posición. Parece incluso que se desliza y se acerca. ¡Oh, Dios!, ¡dame fuerza!.

26-08-2004
¡Señor!, ¿por qué me envías este castigo, este calor continuo? He intentado serte fiel, evitar la tentación, pero ya no puedo más, el parásito se adueña de mi cerebro y no seré capaz de resistir el próximo soplo de aire fresco que me envíe, me rindo...

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