domingo, marzo 13, 2005

Historia de un guante y salón del cómic

De mi viaje a Sevilla me quedó por contar una anécdota que me ha recordado un post reciente de uno de los blogs que leo. Resulta que cuando salgo con los guantes puestos, y por una razón u otra me los quito, siempre suelo meterlos en uno de los bolsillos del abrigo que lleve puesto. Eso nunca me había dado ningún problema, pero en el viaje a Sevilla la cosa fue muy distinta.

Creo que a lo largo de la mañana y la tarde del domingo no tuve problemas con los guantes, pero ya a la noche, cuando fuimos a cenar al faro de triana, nos paramos un momento en el puente para sacar una foto hacia el río. Como con los guantes puestos me costaba mucho sacar la foto, me quité el derecho y lo guardé, como habitualmente hago, en el bolsillo, saqué la foto y seguimos, pero al ir llegando a la puerta del restaurante me di cuenta de que me faltaba mi guante derecho que no veía por ningún lado, supuse que se me habría caído al sacar la foto, volví para atrás y lo encontré. Y esto no fue más que el principio, porque el mismo guante, saltó al vacío en multitud de ocasiones más, aunque no llegó a perderse ninguna. La siguiente vez que lo eché en falta, fue al salir del restaurante, al que volví corriendo y lo encontré bajo la mesa, un poco más allá sacamos algunas fotos, y una de mis acompañantes bromeó con que si no lo había vuelto a perder, pero la broma resultó ser cierta, y lo volví a recuperar (esta vez sólo 5 metros más atrás, las anteriores tuve que retroceder más de 100 metros cada una). Diría que esa noche se me cayó alguna vez más, pero ahora no recuerdo el momento, y, por último, a la mañana siguiente, cuando me fui sólo de turismo por la Cartuja, también se me cayó de nuevo, y esta vez con el viento que hacía por la zona todo apuntaba a que lo perdería, pero quiso el azar que se enredara entre mis pies y al tropezar con él mirara y pensara: ¡andá, un guante igual al mío!, ¡joer, pero si es el mío! :D. La verdad es que no sé si el guante quería quedarse en Sevilla o simplemente le daba calor en el bolsillo y quería coger aire, sus continuos saltos al vacío hacen pensar que quisiera abandonarme, pero si así era, ¿por qué nunca se escondía al ir a buscarlo?.

En esta segunda parte de la entrada simplemente quiero comentar que ayer fui al salón del cómic de Granada, no porque sea un gran lector de cómics (de hecho hace bastante que no leo cómics), sino más bien por la curiosidad de ir a un evento de este tipo y ver cómo era. Así que aproveché que un compañero becario iba con unos amigos y me sumé a ellos. La cosa empezó de forma desalentadora al ver las escaleras que había que subir para llegar a la planta del palacio de congresos en que estaba todo (porque aún sigo teniendo problemas con la rodilla). Pero nada más subir, nos detuvimos (yo y mi compañero) en el lugar en que daban un cómic de obsequio con la entrada. Me iban a dar uno "cutrillo", pero al final mi compañero (que tiene más cara y poder de convicción que yo) consiguió que nos dieran uno de los buenos (de tapa dura), y como se pensaron que era uno para cada uno (en realidad él ya había recogido el suyo), al final me acabé yendo con los dos :-S. Siendo bastante desconocedor de los cómics, apenas sabía que mirar o qué valía la pena y qué no, pero mi compañero que es todo un experto en la materia, me iba contando de qué iban casi todos los cómics, qué series de cómics le gustaban, qué libros tenían dibujos de calidad, de todo un poco, vamos, un gran guía :D. Destacaba también la cantidad de gente que iba disfrazada, y el ambiente friki en general del evento. Otro de los amigos que se nos unió después se sacó fotos con muchos de los que iban disfrazados, pero yo la verdad es que sólo saqué una foto de Charm, un dúo de dos chicas que cantaban canciones en japonés, que actuaron en una de las salas más grandes del recinto prácticamente repleta, y con sus superfans en primera fila, dando palmas, patadas contra el suelo (que temblaba hasta en dónde nos pusimos nosotros) y de todo un poco. Lo que también se aprecia enseguida es que el hobby de los cómics es muy caro, y si se quieren además figuras de personajes aún más, porque aunque eran muy bonitas, apenas pasaran de 10 centímetros de altura, pasaban también de los 100 euros en la etiqueta del precio. Estoy seguro que ésta segunda parte del post les dará un poco de envidia cuando menos a Nami y elwen :D ;).

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