miércoles, marzo 31, 2004

Las vecinas de arriba

Hace algunos meses que trabajo en una sala de ordenadores de la Universidad destinada al cluster beowulf del grupo de paralelismo. En la sala hay unos dieciséis ordenadores funcionando más otros pocos ya jubilados repartidos en varias mesas y estanterías. El edificio en el que está la sala es muy viejo, lleno de grietas, con la mayoría de las ventanas clavadas para que no se puedan abrir, muchas plantas abandonadas, y que yo creo que se sostiene en pie por poco más que la costumbre y la ayuda de las enredaderas que lo recubren por todas partes. Es curiosa además la forma en que se sostiene en pie, que si subes un día de fuerte viento a la séptima (y última) planta puedes sentir como se balancea de un lado a otro como un gigantesco tentetieso. De hecho, a veces incluso me pregunto si el núcleo metálico que dicen que es el centro de la tierra no será más que la semiesfera de hierro de la parte baja de nuestro tentetieso particular, idea que además me da más confianza que pensar que sólo está enterrado unos pocos metros, porque sino el día que sople fuerte el alisio no quiero pensar que pasará.

En este marco tan "entrañable" la verdad es que el hecho de que de vez en cuando se oyeran unos ruidos en el falso techo de la sala yo lo veía casi normal y ni siquiera le prestaba atención. Pero claro, una compañera que también va a menudo a trabajar a esa sala, no tuvo un día mejor cosa que decirme que esos ruidos eran ratas moviéndose por el falso techo y que por el ruido que hacían tenían un tamaño como para que en el juego del gato y el ratón fuera el gato el que corriera... :-S. ¡Cómo si no hubiera otras cosas de qué hablar! ¿POR QUÉ TENÍA QUE DECIR ESOOO?. Menos mal que me lo tomé con humor e hice incluso un par de bromas sobre que iban a bajar a por nosotros rompiendo las rejillas de ventilación. Y es que pensé que también podían ser palomas en vez de ratas, y aunque fueran ratas, la intensidad del ruido igual era normal y no quería decir que fueran tan grandes como la imaginación temía...

Sin embargo, hoy, apenas 10 o 20 minutos después de que mi compañera se hubiera ido, oigo primero algún ruidito de movimiento de nuestras vecinas en el falso techo, y luego plum! -un golpe-. ¡Me cago en su madre!, qué demonios ha sido eso?. ¡Plum!, ¡plum!, de nuevo, con el mismo sonido que haría un ladrillo siendo volteado repetidas veces por la parte superior del falso techo dejando que cayera libremente en cada giro. Ni que decir tiene que dejé lo que estaba haciendo y me puse de pie a mirar al techo a ver por dónde iban a hacer el agujero para saltar abajo a devorarme, mirando a uno y otro lado buscando algo para defenderme, aferrando el respaldo de la silla como el arma arrojadiza más a mano si el ataque era muy rápido. ¿Servirán aquellos destornilladores? No, no, ¡que ese bicho me come el brazo completo con destornillador incluído! ¿Harán los latiguillos de red honor a la primera parte de su nombre? Qué va, lo más que le van a hacer es cosquillas, y como no le guste reírse va a ser peor... Y entonces, en una muestra de valor sin precedentes, dejé la silla que tomé como defensa inicial a un lado, y me dispuse a enfrentar el ataque del animal en un arriesgado cuerpo a cuerpo. Bueno, vale..., me fui como un cobarde un rato a la sala de al lado, ¡pero es que vosotros no oísteis esos golpes!!!!

Y pensar que si mi compañera no hubiera nombrado nunca el tema de las ratas quizás simplemente habría ignorado como siempre los pequeños ruidos de sus desplazamientos y pensado que los golpes mayores sólo sería algún soporte del falso techo que se desprendió, sin darle mayor importancia. Pero lo oigo todo, porque sé que son ratas, que son grandes y que arrancan ladrillos de la pared para jugar al fútbol... :-S. Aunque no voy a ser yo el único asustado, le pienso dar a leer mi historia de lo que pasó hoy, y si nos morimos de miedo, ¡nos morimos los dos! ¡Y sino que no hubiera nombrado nunca las ratas! xD

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