sábado, mayo 15, 2004

Telarañas de tensiones

Telarañas de tensiones rodeándolo todo, hilos de rencor que tejen trampas en el aire, odios liberados que inspiras sin darte cuenta y pinchan un poco tu ánimo. Sientes un nuevo disparo de palabras, lo atrapas, lo engulles, es triste haber aprendido a hacerlo. Hay fábricas de colchones dentro de ti, y no amortiguan sólo lo malo; es uno de los precios que pagas. Aún así el resorte cede en tu interior, se aprieta lentamente más y más: agobios condensados, respuestas contenidas. A veces rebota, se estira de nuevo con un estallido, te enfrenta al empuje con su propio empuje, mas la pólvora que lo provoca también nace de las tensiones, también añade hilos de rencor a las telarañas y deja fragmentos de odio liberados en el aire. Y luego, aunque algunos hilos se caen, otros quedan, y los spidermans entrenados construyen cada vez más deprisa cuando la bilis sube en un ambiente donde el cariño se encierra y no sale y no puede contenerla.

Pero casi siempre aguantas, el resorte se encoge pero no dejas surgir el estallido que nada consigue, te callas, ignoras las mentiras y las palabras injustas o inapropiadas, escapas a tu propio espacio y enciendes la música o buscas un ritmo distinto en tu interior. Las notas difuminan el odio en el aire, cambiando su frecuencia hasta que dejan de existir por esta vez. Tiemblan los hilos de las telarañas y caen poco a poco, y el resorte, liberado de la tensión, se anima a estirarse de nuevo lentamente y hay una paz que te envuelve, aliviando la picadura de las abejas, y te ayuda a continuar y a acudir a otros ambientes sin trasladar tensiones, sin estallido de resortes, y es bueno si lo consigues y encuentras mundos mejores en los que puedas aprender a ir quitando barreras, a ir quemando colchones.

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